Anochece en un rincón de Malá Strana. Es entonces cuando algunos de sus habitantes nocturnos comienzan a transfigurarse… como huestes de un Golem fugado de Josefov, cruzando la línea del tiempo al son del viejo reloj de la plaza. La última campanada, es la señal para que una heterodoxa caterva de noctívagos, latentes en el inconsciente colectivo de no importa el lugar… se ponga en marcha. Abandonan sus escondrijos, para unirse en insólito contubernio.
Huye Pinocho de su arquetipo de arrepentido y miente como un bellaco satisfecho. Y ahí llega la casquivana Caperucita, a punto para seguir engañándonos, aunque en realidad se complazca en las garras del solitario lobo. Es la coartada de su estupidez.
Arrebatados de un bosque que nunca habitaron, continúan sembrando el caos, elfos, genios, gnomos y otros espíritus del aire… dispuestos a unir sus fuerzas a una intrépida e inventada tripulación pirata, que se mantiene alerta en tierra firme desde siempre. Desterrados sin camino de regreso que jamás partieron ni arribarán a puerto alguno, porque nacieron muertos. Y en un rincón, hartas de fingirse estúpidas princesas, sonríen equívocas y arcanas las muñecas de porcelana, mientras un perverso Arlequín las divierte con sus estentóreas carcajadas por la pérdida de Colombina. Por fin, ha descubierto que no es otra que Rosaura.
Sólo esa bella e inquietante máscara veneciana, de impenetrable gesto y cuencas vacías del fondo a la derecha… sin ojos que no precisa… permanece tranquila, porque ella ya lo ha visto todo.
Una escapada con sabor de eternidad, lejos del corsé de una escurridiza diurnidad inerte e incomprensiblemente remota en esas horas… acuden maléficos o benéficos, a libre voluntad de nuestros sueños o pesadillas…
Es la venganza de la magia.
aparecen ante nuestra mirada (mirada)
cascanueces, seres de casa encantada (cantada)
cuento antiguo — y todos sus ecos (tiempo)
olvidado hace tanto tiempo (ecos)
de juguetes, muñecos, seres inanimados (mente)
habitando nuestra casa, nuestra mente (reina)
recobrando vida a medianoche (animados)
cuando la oscuridad reina (intentamos)
mientras dormimos… o lo intentamos (noche de)
commedia dell’arte, de ballet ruso (ruso)
palabras nos envuelven (vuelven)
abren imágenes imposibles (posibles)
una fuerza nos abate (bate)
sin que sepamos por qué (por qué por qué).
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Suena a eco de eso, de ‘casa encantada’… la que todos, de alguna forma llevamos dentro. Por lo demás, ya sabes… sólo lo que no podemos imaginar es imposible, aunque no sepamos porqué…
Y aunque se parezcan mucho, cada uno vive, su propia y particular ‘commedia dell’arte’ 😉 O eso creemos.
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Hay tantos y tantos mundos en este mundo 😉
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Así es, diosa, así es. Y para ninguno es el mismo. Hay tantos mundos como miradas.
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Wow, qué relato. Parece salido de un sueño. Supongo que la magia y los sueños, sea venganza o sea reconciliación, están muy muy cerca…
Y qué curioso, la primera vez que oí hablar del Golem fue en uno de mis sueños… Pues eso 😉
Muchos besos, querida, y que tengas una larga y maravillosa andadura en este nuevo blog.
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El Golem, es un enigmático personaje que tiene origen en la Cábala judía y su poder sobre la capacidad de insuflar vida a lo artificial. Curiosamente, en Praga, cuna del personaje, abundan por doquier, este tipo de tiendas de autómatas, títeres y polichinelas de la foto. Tiré la foto, sin ser consciente de su resultado final, pero cuando la vi, pensé en él de inmediato… a mi parecer hay en ella como un hálito de vida de la ‘parte oscura’ de esos arquetipos representados.
Por lo demás, cuando un hada sueña… puede suceder cualquier cosa 🙂
Muchas gracias por tus deseos, querida.
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es verdad, todos ellos nacieron muertos…y así y todo me simpatiza tanto la casquivana!
pero más aún aprecio a esa máscara, la que todo lo ha visto. ella participa de la venganza?
besos, miles*
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¿Cómo no simpatizar con ella, si tod@s hemos jugado al mismo juego alguna vez? y ay! del que no lo haya hecho 🙂
La máscara, mi querida Silvia, es venganza, resarcimiento, perdón y olvido. Todo a la vez… porque es el ‘tiempo’…
Besos**
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Gracias a esa venganza se vuelven humanos, con nuestras cualidades y defectos. Y así nos parecen más cercanos.
Besitos besitos
¡Ah, no sabes cuánto me gusta un tren!
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Y aunque no salgan ganando al hacerlo, así es… En cuanto a los trenes y su entorno, son grandes generadores de historias, sin duda!
Besos!!
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